¿Cómo podríamos resumir un espectáculo como Misery Class? Y lo que resulta más complicado… ¿Cómo podríamos hacerlo en menos de 350 palabras considerando, por un lado, la amplia cantidad de asuntos y materias de la actualidad a los que se pasa revista en este show y, por el otro, la psicótica propensión a divagar de Goyo Jiménez? Bueno… Para empezar, podríamos no utilizar el plural podríamos, teniendo en cuenta que está sinopsis la está redactando una única persona. O sea, yo. Es decir, Goyo Jiménez. Sí, la misma persona de la que acabas de decir que tiene “psicótica propensión a divagar” y que, por tanto, está leyendo lo que escribes, majete. Pero, mira, quizá hayas dado en el clavo y sea eso lo que de verdad habría que resaltar a la hora de resumir Misery Class. Podríamos señalar que este nuevo espectáculo de Goyo Jiménez surge desde su visión del mundo como PERSONA y no como PERSONAJE. Porque sí, amigas y amigos: Deslumbrados por el inmenso artista y creador que todos disfrutamos hasta el éxtasis, cegados por el desbordante genio de la escena que celebramos con gozosos vítores, nos olvidamos muchas veces que, en en el interior de Goyo Jiménez, o sea, en mi interior, habita una PERSONA, es decir, yo. Una persona sencilla, además. Que contempla el asombroso panorama de nuestros tiempos con el mismo asombro y desconcierto que la mayoría de las OTRAS PERSONAS, pero que ofrece ingeniosas e hilarantes soluciones que nos ayudarán a mirar al futuro con optimismo. Una persona empática, que se pone en la piel de los otros con la mayor humildad, respetando y considerado a todos por igual, incluso a los que son menos. Que vendrían a ser la mayor parte. Uno de los nuestros, vamos. Alguien como cualquiera, como tú o como yo. Bueno, como yo no. Que yo soy distinto. O sea, Goyo Jiménez, quiero decir. Y es que siempre ha habido clases, criatura.